Sentidos
Te lo presento, es mi pecado. El autoengaño de que otras cosas en mi vida pueden llenar el vacío eterno que deja su inmensa persona cuando me alejo de Él. Ya lo sé. Pero me engaño otra vez. O será que lo olvido?
Hoy recuerdo dónde dejé la cura. Está donde lo dejé la última vez. En ese rincón de mi habitación (o de mi interior?) en donde recorro las letras de su Escritura, luego pongo mis ojos en el techo, y voy cerrando los ojos. Y ahí está. Siempre. Eterno. Infinito. Vuelvo a ser plenamente yo cuando lo contemplo a sus pies y cuando me dejo abrazar. Él obra salvación una vez más. Me resucita.
Sé que igual se trata de un tratamiento crónico. Algún día, más adelante, podré disfrutar de una salud plena. Lo importante es que hoy volví a sentir, llorar y reír, todo junto. Quiero volver a hacerlo mañana.
Vos qué sentís? Sentís?..
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:18
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